Página de Inicio E-Mail
Contenido sindicado

Buscador:
 
 
 
Usuario: Password:
Recordar Contraseña|Registrarse >>

QUÉ ES LO QUE LA ESCUELA PUEDE HACER

Publicado por daniel 03/09/2010 17:10 / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo

Año Internacional de la Juventud: jóvenes y salud mental en México

MEXICO

El 12 de agosto de 2010 marca el inicio del Año Internacional de la Juventud, un año dedicado a promover la participación de los jóvenes en la sociedad y al reconocimiento de las contribuciones que ellos y ellas tienen en cada una de sus comunidades. Esta fecha coincide también con el 25 aniversario del Primer Año Internacional de la Juventud celebrado en 1985. Así pues, de agosto de 2010 a agosto de 2011, se llevarán a cabo conferencias y eventos especiales organizados para y por jóvenes de todo del mundo con el fin de fomentar políticas públicas y acciones que contribuyan al desarrollo y bienestar de los jóvenes a nivel mundial.

 

En esta ocasión, todas las actividades giran en torno al lema "Diálogo y Entendimiento Mutuo" con el fin de impulsar la cooperación intergeneracional, al igual que los ideales de paz, solidaridad y respeto a los derechos humanos y la libertad. Para México, un país básicamente conformado por jóvenes, el Año Internacional de la Juventud representa una oportunidad para evaluar la situación de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales (DESCA) de este sector. De forma más específica, resulta oportuno hablar de la salud mental de los jóvenes, ya que la plena realización y protección de su derecho a la salud podría efectivamente contribuir a que haya una mejor comprensión y comunicación entre los distintos grupos poblacionales que conforman esta sociedad.

 

Para los jóvenes, quienes se encuentran en una etapa de transición y llena de cambios, la protección del derecho a la salud, y en particular la protección de su salud mental resulta un aspecto clave para asegurar su integración y participación efectiva en la sociedad. Una revisión del Programa Nacional de Juventud 2008-2012 sugiere que las estrategias actuales aún no ofrecen un tratamiento integral del problema. Además de los programas y estrategias enfocados en la prevención de adicciones y conductas de riesgo, se necesita poner mayor énfasis en la detección, atención, asesoramiento, terapia y medicación de los jóvenes con trastornos del comportamiento, ansiedad, depresión y cualquier otro problema de salud mental.

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS), asegura que gran parte de los problemas de salud mental tienen su origen justamente al término de la infancia y el principio de la adolescencia. Se dice que al menos 20% de los jóvenes (OMS 2007) sufre alguna enfermedad mental, entre ellas depresión, trastornos del estado de ánimo, abuso de substancias, comportamientos suicidas o algún trastorno de índole alimentario en esta etapa. Por su parte, el Plan de Acción para la Salud Mental 2001-2006 sostiene que en América Latina, hay cerca de 17 millones de adolescentes entre los 14 y los 16 años que sufren de algún trastorno psiquiátrico que amerita atención. En cuanto al caso específico de México, hay estudios que calculan que 5 millones de niñas y niños que presentan algún trastorno mental, de los cuales la mitad requiere de atención especializada.

 

El derecho internacional en derechos humanos contempla la salud mental como una parte integral del derecho a la salud. El Protocolo de San Salvador lo establece, por ejemplo, como el derecho que toda persona tiene al "disfrute del más alto nivel de bienestar físico, mental y social. " En este contexto, la salud mental también debe conceptualizarse no sólo como la ausencia de trastornos mentales, sino en términos de un estado integral y positivo de bienestar personal y social.

 

De forma más específica, el derecho a la salud y la protección de la salud mental de las niñas, niños y jóvenes forma parte de un marco de protección que propone cuidados especiales para este sector. La Convención de los Derechos del Niño (1989) especifica que las niñas y niños tienen derecho "al disfrute del más alto nivel posible de salud y a servicios para el tratamiento de enfermedades y la rehabilitación de la salud" en su artículo 24. De igual forma, la Convención Iberoamericana de Juventud (2005) reconoce que los jóvenes requieren de un tratamiento especial debido a las características psico-sociales, físicas y de identidad que presentan las personas durante esta etapa de vida. Su artículo 25 especifica que los Estados parte deben adoptar y aplicar políticas y programas de salud integral para los jóvenes específicamente enfocadas a la prevención de enfermedades, la promoción de la salud y de estilos de vida saludables.

 

En México, la política nacional de salud mental para los jóvenes se encuentra descrita en el Plan Nacional de Juventud 2008-2012. Este documento incorpora los objetivos que establecen otros instrumentos normativos importantes relacionados al derecho a la protección de la salud, tales como el Plan Nacional de Desarrollo, la Ley General de Salud y la Estrategia Nacional de Promoción y Prevención para una Mejor Salud. En general, todos estos documentos comparten una visión integral de la salud de los jóvenes, entendida como un estado de bienestar físico, mental y social, a través del cual se puede alcanzar el ejercicio pleno de las capacidades, y el mejoramiento de la calidad de vida.

 

Una revisión de las estrategias específicas de salud para los jóvenes, indica que las políticas de atención a la salud mental de este grupo son realmente limitadas. El Plan Nacional de Juventud menciona tres estrategias principales para atender este problema de salud. En primer lugar, se fomenta el diseño y la aplicación de campañas para la prevención de la depresión, el suicidio y la salud mental. La segunda se centra en la prevención de estos problemas en la educación secundaria y media superior. La tercera, y más detallada gira en torno a la atención y tratamiento de las adicciones, también por medio de campañas de salud y la colaboración y los centros de atención y prevención. A pesar de que en los tres casos se habla de la participación de los diversos niveles de gobierno, co-responsabilidad de la familia, las comunidades, los medios de comunicación, la sociedad civil, y el sector privado, se pone mayor énfasis en el rol que juega la familia, la escuela y la comunidad para la prevención y atención de todos los factores de riesgo.

 

Dejar la mayor parte de la responsabilidad de la detección de las enfermedades mentales en la familia y la escuela puede representar una gran debilidad de las políticas actuales. Un estudio sobre los síntomas, la percepción y demanda de atención en salud en niños y adolescentes en la Ciudad de México indica que los padres y madres no son una fuente efectiva para la detección de enfermedades mentales entre los niños y adolescentes. Los resultados señalan que en general, los padres no tienen una percepción clara de la importancia de detectar algunas de las manifestaciones psicopatológicas que pueden presentarse en la infancia y adolescencia. Aún en los casos más claros de síntomas relacionados con el trastorno de hiperactividad, por ejemplo, los padres no percibieron esto como un síntoma que requiriera atención y/o consulta médica.

 

Lo que es aún más preocupante es que este mismo estudio menciona que es común que los padres confundan síntomas relacionados con enfermedades mentales, con manifestaciones de mal comportamiento. Esto puede llevar a tratar de inculcar disciplina a los niños, niñas y adolescentes sin tener éxito, al tiempo en que se fomentan los actos de violencia.

 

Por ello, que la OMS recomienda que la atención, detección y tratamiento de los problemas de salud mental corra por parte de profesionales capacitados, que puedan trabajar con jóvenes y que cuenten con las habilidades necesarias para detectar los síntomas tempranamente y dar un seguimiento oportuno a aquellos que lo requieran. La OMS de igual forma establece que los problemas de salud mental deben tratarse de forma integral e incorporar asesoramiento, terapia cognitiva conceptual, e incluso medicación psicotrópica cuando ésta sea conveniente. Sin embargo, en el país las posibilidades de prevención y atención de enfermedades mentales de la población en general y de los jóvenes en particular son limitadas, pues existe un déficit de servicios específicos para la atención de estos problemas, el número de especialistas en las instituciones públicas es insuficiente y los recursos destinados a programas específicos de promoción de la salud mental y atención de los psicotrastornos son mínimos.

 

Si bien - en el discurso - la política nacional de salud para jóvenes está alineada con los tratados internacionales sobre el derecho a la salud, las estrategias propuestas para atender la salud mental de este sector resultan limitadas e ineficientes con respecto a los estándares de la OMS. Tener una política de salud mental para los jóvenes con mayor pertinencia y efectividad implica: impulsar políticas intersectoriales que involucren a distintas instituciones (educativas, culturales, de salud deportiva, etc.), implementar programas integrales en los principales espacios en donde los jóvenes desarrollan sus actividades, fomentando entornos saludables; así como, resolver el déficit de infraestructura de servicios de atención a la salud mental y poner un mayor énfasis en la detección y tratamiento de las enfermedades mentales por parte de especialistas preparados para atender a población joven.

 

FUENTE:
Cencos

http://www.cencos.org/es/node/24583

 

 


Publicado por Fisac 9:06 AM / 0 Comentarios Ver nota completaEnviar nota a un Amigo
Comentarios:
Comparte con nosotros tus inquietudes Email

 
 




Siguenos a través de:


 
  Derechos reservados © 2006 Fundación de Investigaciones Sociales, A.C.